Los Mecanismos Colectivos de Seguridad y Defensa una vez institucionalizados, satisfacen la Necesidad de Protección de la sociedad humana. Sin embargo, la evolución social incrementa las necesidades colectivas, de tal manera que, satisfecha una necesidad determinada, invariablemente surge otra de nivel superior que debe ser atendida.
Satisfecha la Necesidad de Protección, consecuentemente surgió la necesidad de complementarse con la Necesidad de Estabilidad. Esto es, que una vez establecidos los Mecanismos Colectivos Institucionalizados de Seguridad y Defensa, se abrió paso la necesidad de implementar Mecanismos Colectivos Institucionalizados de Orden, de tal manera que tanto los individuos como la sociedad en su conjunto, pudieran desarrollar su existencia en forma pacífica y armónica.
En el logro de las condiciones de existencia individual y social pacífica y armónica, genera dos consideraciones:
La necesidad de un Orden Público.
La necesidad de un Orden Social Justo.
1. LA NECESIDAD DE UN ORDEN PÚBLICO.
Las condiciones de existencia pacífica y armónica (tanto a nivel individual como a nivel colectivo) implican que el orden social tenga cobertura sobre todo el pueblo, de tal manera que todos los miembros de la sociedad deban construir, acatar, defender e imponer ese orden, así se deleguen dichas funciones en otro u otros., o asi tales funciones sean arrogadas por uno o varios en representación de todos. Si el orden no alcanza a todo el pueblo, esto es, si el orden no es público, no tendrá la potencia suficiente para sustentar la convivencia social.
2. LA NECESIDAD DE UN ORDEN SOCIAL JUSTO.
La percepción y definición de lo socialmente justo, son relativas a las concepciones ideológicas de una sociedad en un momento histórico determinado. De tal manera que será socialmente justo, lo que en determinado momento se perciba y se defina como tal. En tanto la sociedad perciba y defina el orden imperante como socialmente justo, este tendra la potencia suficiente para crear condiciones de existencia pacíficas y armónicas. Pero dicha organicidad se deteriora cuando los distintos sectores sociales empiezan a revaluar las percepciones y definiciones de la justicia social.
Satisfecha la Necesidad de Protección, consecuentemente surgió la necesidad de complementarse con la Necesidad de Estabilidad. Esto es, que una vez establecidos los Mecanismos Colectivos Institucionalizados de Seguridad y Defensa, se abrió paso la necesidad de implementar Mecanismos Colectivos Institucionalizados de Orden, de tal manera que tanto los individuos como la sociedad en su conjunto, pudieran desarrollar su existencia en forma pacífica y armónica.
En el logro de las condiciones de existencia individual y social pacífica y armónica, genera dos consideraciones:
La necesidad de un Orden Público.
La necesidad de un Orden Social Justo.
1. LA NECESIDAD DE UN ORDEN PÚBLICO.
Las condiciones de existencia pacífica y armónica (tanto a nivel individual como a nivel colectivo) implican que el orden social tenga cobertura sobre todo el pueblo, de tal manera que todos los miembros de la sociedad deban construir, acatar, defender e imponer ese orden, así se deleguen dichas funciones en otro u otros., o asi tales funciones sean arrogadas por uno o varios en representación de todos. Si el orden no alcanza a todo el pueblo, esto es, si el orden no es público, no tendrá la potencia suficiente para sustentar la convivencia social.
2. LA NECESIDAD DE UN ORDEN SOCIAL JUSTO.
La percepción y definición de lo socialmente justo, son relativas a las concepciones ideológicas de una sociedad en un momento histórico determinado. De tal manera que será socialmente justo, lo que en determinado momento se perciba y se defina como tal. En tanto la sociedad perciba y defina el orden imperante como socialmente justo, este tendra la potencia suficiente para crear condiciones de existencia pacíficas y armónicas. Pero dicha organicidad se deteriora cuando los distintos sectores sociales empiezan a revaluar las percepciones y definiciones de la justicia social.
La justicia como todo, tiene su propia óptica en lo justo y lo no justo, como es la aplicación de la piedad o la condenación del individuo.
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